¿Quieres hacerlo de nuevo?

Durante nuestra estancia en nuestro hotel familiar para niños, observaba regularmente a los adolescentes caminando por ahí. ¿Alguna vez los miras? Yo puedo hacerlo durante horas, con gran interés y placer. Provoca recuerdos vívidos de mis propios años de adolescencia y muchos años después. La inocencia, la actitud visible de “el mundo es mío.” La primera conciencia de su sexualidad, el coqueteo y la promesa de posibilidades futuras. La confianza de que todos los sueños podrían hacerse realidad y, sobre todo, su audaz y despreocupada actitud.

Recuerdo muy bien esa actitud, pero ya no la tengo. Siento una ausencia cuando observo a los jóvenes. Qué pena que haya perdido esa despreocupación. Pero al mismo tiempo, también me doy cuenta de que ha llegado algo completamente diferente a cambio; una sabiduría tranquila. La realización de que con la edad, la realidad de mi mortalidad ha crecido. Superé la decepción de los sueños rotos. No todos se hicieron realidad, y está bien. La vida no se puede fabricar. Nadie pudo sanar mis heridas. Buscar amor en otra persona terminó en muchas decepciones hasta que me di cuenta de que primero tenía que aprender a amarme a mí mismo.