La invisibilidad es mi elección
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Mi corazón tiene dos tipos de días. Tengo días en los que camino por las calles con los ojos bien abiertos, curioso, alegre y extrovertido.
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En días como ese, veo casi todo y a todos a mi alrededor, hombres, mujeres, jóvenes, ancianos. En días como ese, doy cumplidos a las personas que llaman mi atención. Converso con un desconocido y coqueteo con el cartero. En días como ese, sonrío al mundo, y el mundo me sonríe de vuelta.
Luego están mis días más introvertidos, y camino por la calle con los ojos bien cerrados. En días así, simplemente no quiero ser visto. Esos son los días en los que me siento cómodo siendo invisible, es como estar en "modo privado." No quiero mirar al mundo, y no quiero que el mundo me mire a mí. No tengo una preferencia particular de modo. Todo depende de cómo me despierte por la mañana. Me siento cómodo con ambas versiones de mí mismo, y me permito ser la versión de mí que deseo ser.
Aunque la versión extrovertida es mucho más divertida, mi lado introvertido también tiene derecho a existir. A veces, me despierto en un modo particular que cambia durante el día, más regularmente de visible a invisible que al revés, sin embargo. Pero también tengo días en los que es al revés. Esto me da la certeza de que es una elección sonreírle al mundo, con los ojos bien abiertos y positividad. O no (si se prefiere), porque también puede ser liberador moverse de manera discreta, siempre que sea una elección personal.
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“El ojo elige lo que quiere ver. Me encanta la frase, ‘no eres invisible; ellos están ciegos.’ Creo que necesitamos aprender a mirarnos a nosotros mismos de manera diferente. Y a los demás."
AndBloom
